Por Aradia García
En los momentos que estamos viviendo, una arista para pensar en relación a la intervención estatal, es la familia. Principalmente las familias disidentes y diversas, donde hay mamás trans, papás trans, xadres. A lo largo de este mes, desde que empezó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, se han llevado a cabo una batería de medidas para favorecer a los sectores más vulnerados de la sociedad civil. Sin embargo, en muchos casos, no han llegado a los territorios.
Familia, pandemia y aislamiento social, son conceptos que en este contexto, no se pueden pensar por separados debido a que están intrínsecamente relacionados en función a la emergencia declarada por el COVID–19. En este sentido, se le suma una cuestión no menor: la habitabilidad. ¿Cómo pasan este aislamiento las personas y, principalmente, las familias de los sectores más humildes? ¿Qué sucede con las niñeces y la escolaridad? Y si alguien es una persona que pertenece a un grupo de riesgo ¿cómo la atraviesan todes?
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En este sentido y en diálogo directo con SUDAKA TLGBI nos comunicamos con Roxana López, mamá trans que vive en Concordia, Entre Ríos, Argentina. Rosana nos contó que a raíz de su ingreso al programa “Ellas Hacen”, que luego pasó a llamarse “Haciendo Futuro”, pudo acceder a la Asignación Universal por Hijo, una política pública pensada en clave de ayudar en materia económica, a aquellas familias que no posean otras fuentes de ingresos. También destacó que desde el Estado, hasta el momento, no obtuvo ningún módulo alimentario.
Roxana agregó: “Soy la mayor de 7 hermanos, así que prácticamente, yo los crié, todos terminaron la escuela. Mi hijo, Matheo, tiene 9 años y va a la escuela. Pero ahora con el tema de que estamos en cuarentena, mandan todas las tareas por los grupos de WhatsApp de mamás, y ahí la llevamos. Es difícil porque no podes sacar fotocopias, pero nos arreglamos”. Durante la entrevista también conversamos sobre la situación de salud de ella y de su hijo: “En relación a la salud, por suerte venimos bien. Mi hijo tiene todas las vacunas y los controles con la pediatra. No necesitamos ir a los centros de salud. Lo bueno es que estamos hablando por WhatsApp con la pediatra por si llega a pasar algo”.
Doble cara de una pandemia
La sociedad configura a través de prácticas culturales una serie de sentidos comunes, donde el tinte discriminatorio no pasa desapercibido. Respecto a las dificultades de maternar desde una perspectiva trans, Roxana relataba que “Nosotras, las mamás trans, tenemos el enorme desafío de levantarnos todos los días, salir a la calle (a prostituirse), ir al supermercado. Hay gente que les caemos bien, y otra que no. Cuando nos ven con una criatura lo primero que piensan es ´Ay, es travesti, está enferma de la cabeza, es loca, incapacitada, degenerada´. Llevo varios años criando niños y nunca me tocó discutir, ni tampoco ir a pelearme con alguien. No es fácil ser una mamá trans en esta sociedad. Pero todo se puede, con respeto, educación y paciencia”, afirmó.
El caso de Roxana es muy distinto al de Nicole Gonzalez, mamá trans, que vive en la Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, quien nos contaba las dificultades en relación al acceso a la salud: “El acceso a la salud, para mi es medio raro. Yo me tengo que hacer diálisis tres veces por semana y, la última vez, no me quisieron atender. Gracias a Claudia (Vásquez Haro, presidenta de OTRANS-Argentina), que tuvo que intervenir para ayudarme. Yo tengo la primaria hecha y no sé hablar, si ella no me hubiese ayudado, no me atendían”, relata.
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